Influyen entornos para consumir alimentos densos en energías: Daniela Borbón Mendívil

19 de abril de 2022


Elías Quijada

La selección de alimentos que se ingieren con frecuencia puede ser influenciada por entornos físicos, sociales e individuales que pueden delimitar la toma de decisión en alimentos y bebidas densos en energías y posibles causantes enfermedades no transmisibles como la diabetes tipo 2 e hipertensión, reveló Daniela Borbón Mendívil, egresada del Doctorado en Psicología de la Universidad de Sonora.

Luego de concluir un proyecto de investigación titulado Variables contextuales predictorias en la selección de alimentos densos en energía, con el que logró obtener el grado de Doctorado en Psicología en esta casa de estudios, la joven sonorense señaló que la dieta basada en la discriminación de alimentos que proveen grandes cantidades de energía influye en el incremento de grasa corporal y aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónico-degenerativas.

Explicó que la psicología es reconocida como la disciplina que se centra solamente en el estudio de la mente; sin embargo, también hay otras líneas como la psicología ambiental que procura incluir en el proceso de algunos comportamientos elementos del entorno como cosas, lugares y personas, que inciden en la acción de los seres humanos.

“Lo que interesó estudiar fue la selección de alimentos densos en energía como alimentos azucarados, postres, helados, comida rápida, enlatada, refrescos y todo tipo de alimentos que se consume con frecuencia; la selección de alimentos se realiza a través de la búsqueda de entornos atendiendo a variables físicas del etiquetado, envoltura y presentación; sociales como la presencia de amigos, familia y pareja; además de características individuales de una persona, por ejemplo, la preferencia por algunos alimentos, respuestas fisiológicas, hábitos de consumo”, explicó.

Comentó que el objetivo del estudio se ubicaba en comprobar si la presencia de un amigo y la presentación vistosa de alimentos densos en energía influía en la selección y para comprobar la hipótesis se realizó un experimento en el campus Cajeme de la Universidad de Sonora, con 36 estudiantes de la Licenciatura en Medicina y Químico Biólogo Clínico, entre 20 y 24 años.

La metodología aplicada fue experimental, se dividió en grupos al total de los participantes, cada participante tuvo una sesión previa antes de iniciar el proyecto de experimento donde se le preguntó el estilo de vida, estado civil, si practica actividad física y con quién vivían para poder identificar si había otros contextos sobre el aprendizaje en el consumo de alimentos.

Después de la entrevista, se acordó un día y hora para asistir durante cuatro días al estudio y 11 participantes decidieron ir acompañados con alguien de su clase y fue ahí donde se encontró que quienes fueron acompañados eran quienes eligieron alimentos más densos en energía en comparación que aquellos alumnos que fueron solos, detalló.

“Lo que se hizo en el experimento era entrar al laboratorio, fueron grabados en la cámara de Gesell y solamente debían de elegir que alimentos iban a consumir como plato principal, postre y una bebida, había diferentes opciones; el acompañante que iba también seleccionaba que iba a comer”, mencionó.

Los resultados indicaron que los participantes acompañados incidieron a seleccionar provisiones con presentación más llamativa o preponderante de los alimentos densos en energía como la pizza y espagueti y además que esa opción era de preferencia por el sabor y la presentación apetitosa al ser características que configuran la situación de escogimiento de comidas con altos niveles de energía, sostuvo.

Con base en las deducciones del experimento se propuso, desde la perspectiva ecológica o ambiental de la psicología, orientar a los comensales a prestar más atención sobe los elementos que inciden en el consumo de alimentos considerados comida chatarra; además, se demostró que hay un entorno que dirige a comportarse y elegir alimentos densos en energía que promueve grasas y azúcares, que a largo plazo causarán enfermedades no transmisibles.

Sobre su estancia en la Universidad de Sonora, Daniela Borbón Mendívil expresó que el programa académico del Doctorado en Psicología proveyó una rica retroalimentación para su formación profesional y aprendió nuevas metodologías; por otro lado, la planta docente en su la mayoría está integrado al Sistema Nacional de Investigadores, lo que enriquece el proceso de enseñanza aprendizaje.

“Específicamente en el trabajo de tesis quedé satisfecha, un experimento implica en la manera de lo posible controlar una serie de elementos que quedan fuera al alcance del investigador, pero con el apoyo del campus Cajeme y de la Universidad de Sonora se pudo realizar. Agradezco el apoyo ofrecido por el coordinador del programa y a la profesora Blanca Silvia Fraijo Sing por el impulso, y al Conacyt por otorgar el apoyo para seguir generando ciencia”, reiteró.

La dirección de la tesis estuvo a cargo de César Tapia Fonllem, como co-directora la investigadora Blanca Fraijo Sing; mientras que los lectores externos del proyecto de investigación fueron los catedráticos Juan Carlos Manríquez Betanzos, de la Universidad de Sonora, Giuseppe Carrus, de la Universidad Roma Tre, y Oscar Navarro Carrascal, de la Universidad de Nimes, Francia.

Borbón Mendívil es la primera egresada titulada de la segunda generación del Doctorado en Psicología y es la décima alumna en alcanzar el grado en el noroeste de México.