Hay que cumplir con el acceso del derecho humano a la ciencia: Fernando Córdova Canela
2 de diciembre de 2021
Jesús Alberto Rubio
Es necesario empezar a abordar desde el posgrado temas y líneas de trabajo vinculadas a la innovación social abierta y que éstas se vinculen directamente con las redes de infraestructura e investigación disponibles en el país, como el Laboratorio Nacional de Vivienda, afirmó Fernando Córdova Canela, profesor investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG) al concluir de forma virtual el III Congreso Internacional de Arquitectura en la nuestra casa de estudios.
En su intervención, el profesor investigador del Departamento de Técnicas y Construcción del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño de la UdeG calificó como necesario que ese nivel de estudio se convierta en un elemento que articule la innovación social, al mismo tiempo el trabajo de los investigadores.
“El tipo de problemas al que estamos convocados a resolver, no son aquellos que solamente se encuentran en gabinete, sino que el esfuerzo tiene que ser desde un colectivo y una multiplicidad de herramientas y de enfoques no sólo tecnológicos, sino también institucionales y de organización”, reiteró en su conferencia “Contribución de la investigación y el posgrado al desarrollo sustentable en México”.
Córdova Canela destacó que su propuesta conlleva un enfoque de ciencia abierta donde se revaloren los productos científicos, las métricas y medios alternativos de comunicación de la ciencia, la vinculación a los nuevos proyectos del Conacyt, como el Ecosistema Nacional Informática de Vivienda y Hábitat, la formación de laboratorios de ciencia ciudadana y los de innovación y co-creación, ya sea urbana o territorial, para sobre todo cumplir con el acceso del derecho humano a la ciencia.
Planteó que el posgrado debe convertirse en un espacio de procreación y de reflexión donde haya un esfuerzo de transformación, con diálogo de saberes y generación de planes de intervención que permitan visualizar vías de solución de problemas, considerando la intervención de comunidades y redes, además de tenerse la capacidad de incubar esas ideas de cambio de la realidad.
“El posgrado también debe tomar una posición activa como un actor relevante en las transformaciones, formando parte de temas como, por ejemplo, el cambio climático, el que calificó de ser un grave problema multidimensional y extremadamente complejo.
A partir de esa perspectiva, advirtió de la responsabilidad social de los profesionales de la disciplina para impulsar acciones concretas de apoyo a problemas tan severos y complejos, entre otros asociados, como es ese fenómeno que afecta la vida del planeta.
“Me parece que es muy relevante que como posgrado nos planteemos cual es el rol que jugamos verdaderamente, no solamente desde la perspectiva de la generación de conocimiento y la investigación científica, sino de desarrollo tecnológico, y más allá de eso, cómo es que lo transformamos en un proceso de innovación, evidentemente de carácter social.”, expresó.
En su exposición abordó conceptos relacionados con el nuevo enfoque de la investigación del posgrado en México; el conocimiento como bien común, la relación entre ciencia, tecnología y la forma en que el hábitat se convierte en un objeto de estudio.
Construcción social
En cuanto a lo que significa el conocimiento generado desde lo público, “que independientemente seas o no beneficiario”, aseguró que está a disposición como una construcción social no excluyente, contraponiéndose a quienes lo cierran.
Córdova Canela consideró que “no importa el grupo, procedencia a nivel social, contexto, territorio, aun cuando no seas sujeto, está a tu disposición”, reiteró. El conocimiento, sobre todo aquel que es financiado por recursos públicos, tendría que ser considerado como un bien común y no excluyente, sostuvo.
“Por supuesto, se contrapone a esa visión de ciertos grupos que tienen intereses privados, o aquellos que lo cercan o impiden su acceso, ya sea por omisión o intereses propios para salvaguardar algunas prerrogativas o privilegios”, criticó.
Recordó que hay algunas comunidades de investigadores “muy maleadas” porque, por ejemplo, hacen trabajo de campo, obtiene información y no devuelve nada más que un artículo que si bien publican en alguna revista de otro idioma, no reporta ningún beneficio a quienes fueron parte de ese proceso de producción y generación de conocimiento.
Compartir conocimiento
El conferencista invitado indicó que cuanta más gente comparta el conocimiento podrán generarse mayores condiciones de bienestar; por ejemplo, las patentes abiertas, bases de datos, producción de libros, investigaciones, entre otros productos. “Lo común es de todos y no es de nadie. Una biblioteca, áreas naturales protegidas, el espacio público, la calle…el cual hay que saber cómo gestionarlo”.
Con relación a la ausencia de lo común, se preguntó, por ejemplo, qué hacemos cuando tenemos problemas asociados a fenómenos tan complejos como el cambio climático, o el gestionar lo que nos es común, afirmando que realmente no sabemos cómo hacerlo.
Estableció que el objetivo principal del conocimiento común es hacerlo visible y democratizarlo para favorecer a las comunidades emergentes, dándoles tecnología, la palabra, los medios y que, el reto, es transformar con investigación aplicada.
Al respecto, mencionó que si tuviéramos resuelta la controversia de qué es lo común y cómo gestionarlo, quedaría el problema de cómo transformar, siendo, dijo, cuando surge el tema de la investigación de la incidencia o aplicada.
La incidencia es el acontecimiento que se produce y la otra es la influencia repercusión. “En ambos casos estamos hablando de una acción expresa e intencionada”.
“La incidencia y la intervención implica que tenemos no solamente conocimientos sino una posición ética. Inclusive, nos lleva un poco más allá de la ciencia y nos sitúa en el campo de la tecnología, es decir en la transformación de la realidad, la cual debe hacerse a través de la praxis”, añadió Córdova Canela, quien tiene maestría y doctorado en arquitectura por la UNAM y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
El expositor es también director regional de la sede UdeG del Laboratorio Nacional de Vivienda y Comunidades Sustentables del Conacyt, así como director responsable científico de la Revista Vivienda y Comunidades Sustentables.
Conclusión del congreso
Con su conferencia concluyó el viernes el III Congreso Internacional de Arquitectura que se desarrolló durante los viernes de cada semana en la modalidad virtual con expositores de Ecuador, Guadalajara, Arizona, California y otras ciudades de México y el extranjero.
Los anteriores temas fueron Participación Social y Habitabilidad, Desarrollo y Economía Circular, Sustentabilidad y Recursos Hídricos y Enfoque de Género en la Planificación Urbana.
El evento virtual organizado por el Departamento de Arquitectura y Diseño de esta casa de estudios lo inauguró el pasado 10 del mes en curso la académica Luz María Durán Moreno, vicerrectora de la Unidad Regional Centro.
Es necesario empezar a abordar desde el posgrado temas y líneas de trabajo vinculadas a la innovación social abierta y que éstas se vinculen directamente con las redes de infraestructura e investigación disponibles en el país, como el Laboratorio Nacional de Vivienda, afirmó Fernando Córdova Canela, profesor investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG) al concluir de forma virtual el III Congreso Internacional de Arquitectura en la nuestra casa de estudios.
En su intervención, el profesor investigador del Departamento de Técnicas y Construcción del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño de la UdeG calificó como necesario que ese nivel de estudio se convierta en un elemento que articule la innovación social, al mismo tiempo el trabajo de los investigadores.
“El tipo de problemas al que estamos convocados a resolver, no son aquellos que solamente se encuentran en gabinete, sino que el esfuerzo tiene que ser desde un colectivo y una multiplicidad de herramientas y de enfoques no sólo tecnológicos, sino también institucionales y de organización”, reiteró en su conferencia “Contribución de la investigación y el posgrado al desarrollo sustentable en México”.
Córdova Canela destacó que su propuesta conlleva un enfoque de ciencia abierta donde se revaloren los productos científicos, las métricas y medios alternativos de comunicación de la ciencia, la vinculación a los nuevos proyectos del Conacyt, como el Ecosistema Nacional Informática de Vivienda y Hábitat, la formación de laboratorios de ciencia ciudadana y los de innovación y co-creación, ya sea urbana o territorial, para sobre todo cumplir con el acceso del derecho humano a la ciencia.
Planteó que el posgrado debe convertirse en un espacio de procreación y de reflexión donde haya un esfuerzo de transformación, con diálogo de saberes y generación de planes de intervención que permitan visualizar vías de solución de problemas, considerando la intervención de comunidades y redes, además de tenerse la capacidad de incubar esas ideas de cambio de la realidad.
“El posgrado también debe tomar una posición activa como un actor relevante en las transformaciones, formando parte de temas como, por ejemplo, el cambio climático, el que calificó de ser un grave problema multidimensional y extremadamente complejo.
A partir de esa perspectiva, advirtió de la responsabilidad social de los profesionales de la disciplina para impulsar acciones concretas de apoyo a problemas tan severos y complejos, entre otros asociados, como es ese fenómeno que afecta la vida del planeta.
“Me parece que es muy relevante que como posgrado nos planteemos cual es el rol que jugamos verdaderamente, no solamente desde la perspectiva de la generación de conocimiento y la investigación científica, sino de desarrollo tecnológico, y más allá de eso, cómo es que lo transformamos en un proceso de innovación, evidentemente de carácter social.”, expresó.
En su exposición abordó conceptos relacionados con el nuevo enfoque de la investigación del posgrado en México; el conocimiento como bien común, la relación entre ciencia, tecnología y la forma en que el hábitat se convierte en un objeto de estudio.
Construcción social
En cuanto a lo que significa el conocimiento generado desde lo público, “que independientemente seas o no beneficiario”, aseguró que está a disposición como una construcción social no excluyente, contraponiéndose a quienes lo cierran.
Córdova Canela consideró que “no importa el grupo, procedencia a nivel social, contexto, territorio, aun cuando no seas sujeto, está a tu disposición”, reiteró. El conocimiento, sobre todo aquel que es financiado por recursos públicos, tendría que ser considerado como un bien común y no excluyente, sostuvo.
“Por supuesto, se contrapone a esa visión de ciertos grupos que tienen intereses privados, o aquellos que lo cercan o impiden su acceso, ya sea por omisión o intereses propios para salvaguardar algunas prerrogativas o privilegios”, criticó.
Recordó que hay algunas comunidades de investigadores “muy maleadas” porque, por ejemplo, hacen trabajo de campo, obtiene información y no devuelve nada más que un artículo que si bien publican en alguna revista de otro idioma, no reporta ningún beneficio a quienes fueron parte de ese proceso de producción y generación de conocimiento.
Compartir conocimiento
El conferencista invitado indicó que cuanta más gente comparta el conocimiento podrán generarse mayores condiciones de bienestar; por ejemplo, las patentes abiertas, bases de datos, producción de libros, investigaciones, entre otros productos. “Lo común es de todos y no es de nadie. Una biblioteca, áreas naturales protegidas, el espacio público, la calle…el cual hay que saber cómo gestionarlo”.
Con relación a la ausencia de lo común, se preguntó, por ejemplo, qué hacemos cuando tenemos problemas asociados a fenómenos tan complejos como el cambio climático, o el gestionar lo que nos es común, afirmando que realmente no sabemos cómo hacerlo.
Estableció que el objetivo principal del conocimiento común es hacerlo visible y democratizarlo para favorecer a las comunidades emergentes, dándoles tecnología, la palabra, los medios y que, el reto, es transformar con investigación aplicada.
Al respecto, mencionó que si tuviéramos resuelta la controversia de qué es lo común y cómo gestionarlo, quedaría el problema de cómo transformar, siendo, dijo, cuando surge el tema de la investigación de la incidencia o aplicada.
La incidencia es el acontecimiento que se produce y la otra es la influencia repercusión. “En ambos casos estamos hablando de una acción expresa e intencionada”.
“La incidencia y la intervención implica que tenemos no solamente conocimientos sino una posición ética. Inclusive, nos lleva un poco más allá de la ciencia y nos sitúa en el campo de la tecnología, es decir en la transformación de la realidad, la cual debe hacerse a través de la praxis”, añadió Córdova Canela, quien tiene maestría y doctorado en arquitectura por la UNAM y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
El expositor es también director regional de la sede UdeG del Laboratorio Nacional de Vivienda y Comunidades Sustentables del Conacyt, así como director responsable científico de la Revista Vivienda y Comunidades Sustentables.
Conclusión del congreso
Con su conferencia concluyó el viernes el III Congreso Internacional de Arquitectura que se desarrolló durante los viernes de cada semana en la modalidad virtual con expositores de Ecuador, Guadalajara, Arizona, California y otras ciudades de México y el extranjero.
Los anteriores temas fueron Participación Social y Habitabilidad, Desarrollo y Economía Circular, Sustentabilidad y Recursos Hídricos y Enfoque de Género en la Planificación Urbana.
El evento virtual organizado por el Departamento de Arquitectura y Diseño de esta casa de estudios lo inauguró el pasado 10 del mes en curso la académica Luz María Durán Moreno, vicerrectora de la Unidad Regional Centro.