Presenta David Camalich recorrido académico-musical en la Universidad de Sonora

26 de octubre de 2017


Un panorama del desarrollo musical en la alma mater, bajo el punto de vista académico, desde la antigua Academia de Música hasta la Licenciatura en Música, ofreció Jesús David Camalich Landavazo.

Bajo el título general Música en la Universidad de Sonora, el pianista, director e investigador musical habló en el marco de la Semana del Patrimonio Cultural, que organiza el Archivo Histórico de esta casa de estudios.

En este evento, dedicado a la música, quien fuera alumno de Emiliana de Zubeldía y encargado de la organización, catalogación y difusión de la obra de la destacada maestra, también habló de su mentora, de su llegada en 1948 y de su aportación a la música de la Universidad.

Camalich Landavazo mostró planes de estudio y programas de eventos musicales que daban muestra de los cursos que impartió Emiliana y su formato académico basado en el programa del Conservatorio de Madrid, donde ella estudió. Con los programas de mano quiso enfatizar el nivel adquirido por los alumnos de la profesora a poco tiempo de haber llegado a la Universidad.

En la Sala de Exposiciones del Archivo Histórico, el recién jubilado maestro del Departamento de Bellas Artes hizo un resumen de la educación musical en la alma mater y destacó que de 1942 a 1973 en la Universidad había clases de música como parte de la currícula de la Escuela Secundaria y de la Escuela Normal, y que además era materia optativa en algunas carreras profesionales y después en la escuela preparatoria. “Esta enseñanza estuvo a cargo de José Sosa Chávez, Alfonso Salazar y el maestro Bibriesca”, apuntó.

Durante su charla también mencionó que en 1954 se fundó la Academia de Música de la Unison y que en 1964 se presentó un proyecto para la creación de una escuela profesional de música cuyos planes de estudio serían avalados por la UNAM.

Para 1987, dijo, después de la muerte de Emiliana de Zubeldía hubo cambios administrativos y se oficializan los grupos de iniciación musical infantil. “Fue en 1991 que se crea el Departamento de Bellas Artes y en 1997 la Licenciatura en Artes y cómo en mayo de 2008 se convierten en programas diferentes Artes Plásticas, Artes Escénicas con especialidad en danza contemporánea y actuación, y la Licenciatura en Música.

Recordó además la llegada a mediados de los años 90 de los maestros cubanos Jesús Li Cecilio y Marybel Ferrales Nápoles y la transformación del Coro de la Universidad que de ser un coro de cámara pasó a ser un coro sinfónico.

Durante su conferencia hizo énfasis en que en México, la escuela por excelencia es el Conservatorio Nacional de Música para formar a los profesionales en el instrumento, y destacó que a principios del siglo XX el que demostraba habilidades para estar en escena se ganaba el nombre de intérprete o músico.

“Cuando se institucionalizan las escuelas se emplean planes de estudio, pero el trabajo artístico es lo que va definiendo al artista. Históricamente hay un pleito entre la universidad y el conservatorio en el sentido de quien forma al artista, pero esto es dependiendo del enfoque.

“El conservatorio forma ejecutantes, tiene una formación práctica artística mucho más importante, pero no forma docentes ni investigadores; la universidad en cambio, se encarga de una formación humanística mucho más profunda, por lo tanto se requiere de las dos instituciones”, reveló.

Acerca de los docentes señaló que cada maestro tiene una formación diferente y que el problema de las diferentes formas de enseñanza es que al mezclarlas se nota que cada una de estas líneas tiene fundamentos diferentes, estéticos, artísticos, filosóficos y técnicos.

Como retos mencionó que ahora la licenciatura está en un plan de revisión y hay que contemplar tanto los requerimientos artísticos como los requerimientos administrativos, que la eficiencia terminal continúe siendo importante, pero dando prioridad a la formación de los estudiantes.

“Debemos tener una licenciatura, pero con el espíritu de taller, que los maestros vayan en el mismo barco y remando hacia el mismo lugar, que cada una de las materias aporte, pero sin que vaya cada una por su lado. Hago votos de que en esta revisión el alumno sea la razón de ser”, concluyó. (AGG)