Rememoran y lamentan académicos y estudiantes la matanza del 2 de octubre de 1968

2 de octubre de 2023


Jesús Alberto Rubio

Académicos y estudiantes de diversos programas educativos de esta casa de estudios afirmaron que el Movimiento de 1968 en México tuvo un profundo carácter y contenido social, manteniendo su vigencia hasta el presente tras 55 años de aquel dramático suceso que enlutó a México.

Para el académico de la carrera de Sociología, Jesús Ángel Enríquez Acosta, el 2 de octubre no es solamente el drama de la represión y muerte de estudiantes, sino también el valor de la protesta social para exigir libertades democráticas en un contexto histórico marcado por las restricciones políticas y el corporativismo en la política mexicana.

El México 68, dijo, representa reivindicar la gestación de una ciudadanía emergente en un escenario de represión e imposición.

En ese sentido, planteó, la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, fue una tragedia que transformó la vida cotidiana de los participantes en la protesta social pero también de la sociedad mexicana, marcó un parteaguas hacia la exigencia de mayores libertades democráticas.

Blanca Patricia Leyva Aispuro, alumna de la Maestría en Enseñanza de la Historia de esta casa de estudios, afirmó que el 2 de octubre, como todo movimiento en pro de la justicia social, personalmente lo percibe como inspiración.

Dijo que, aunque la mayoría del tiempo cada quien está ensimismado en su propia existencia individual, “hoy sabemos que al unirnos las voces son más fuertes”.

Planteó que el pueblo “siempre seremos más, y aún con miedo, se está dispuesto a luchar por más imponente y poderoso que el otro se vea", concluyó en su comentario.

Por su parte, Rogelio Cruz González, también del mismo posgrado universitario, señaló que el movimiento del 2 de octubre de 1968 pudiera parece muy lejano en el tiempo.

Incluso, advirtió, difícilmente podría hacer un anclaje más allá de todo el material literario existente dando diferentes versiones de lo acontecido.

Sin embargo, sostuvo que es pertinente mencionar que aquel histórico movimiento social mantiene un vínculo latente hasta el día de hoy.

“Nos mostró las represiones por parte del gobierno hacia la población y la falta de criterio para aceptar los cambios generacionales”, expresó.

En su opinión, advirtió que los detonantes que impulsaron la movilización son variados.

“Los hechos ocurridos ese día, indistintamente de las diferentes versiones, el saldo mortal que dejó y los acontecimientos externos dentro del contexto, nos brinda sin temor a equivocarme la aceptación a los cambios, la transformación y la influencia a las nuevas generaciones con la finalidad de crear aportaciones hacia el bien común", puntualizó.



Fecha emblemática

Carlos Castro Lugo, profesor de tiempo completo del Departamento de Sociología y Administración, afirmó que esta fecha es emblemática para los mexicanos por ser un parteaguas en el sistema político del país dado que provino de un movimiento social encabezado por los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la UNAM, fortalecido por otros estudiantes de diversas universidades, preparatorias y organizaciones que se sentían vulnerados por el sistema, de tal manera que representó un peligro para el sistema en turno ya que además había un carácter mundial, como s fueron las olimpiadas del 68 y todos los ojos del mundo estaban en México.

“Lo emblemático tiene que ver con que era necesario que el gobierno bajara la vista y atendiera los asuntos demandas de apertura, libertad de expresión y que dejara atrás la intimidación, persecución y representación de la que habían vivido en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz”, expresó.
Por eso, Castro Lugo afirmó que es memorable y que no debemos olvidar esa fecha, representándolo a través de todas las manifestaciones posibles porque las nuevas generaciones gracias a ese tipo de movimiento hoy tienen democracia.

Amílcar Peñúñuri Soto, profesor investigador de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y presidente de la Academia de Comunicación Política, dijo que los universitarios que crecieron en los años 90 implicó el recuperar la memoria que durante mucho tiempo en el cual no hubo un activismo fuerte.

“Fuimos aquellos que a través de diversas manifestaciones en el campus intentamos desde entonces recuperar aquella memoria para concientizar sobre el poder que tienen los estudiantes para poder cambiar las cosas en el país y también para de alguna manera evidenciar la gran injusticia cometida en contra del movimiento estudiantil”, sostuvo.

En general, puntualizó, estos 55 años son dignos para conmemorarse y recuperar testimonios.

“También nos tocó tener muy poca literatura sobre ese suceso, ya que sólo se publicaron referentes los libros, La Noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, y los Días y los Años, de Luis González de Alba; en cambio hay muchas producciones mediáticas, series de televisión, videos, investigaciones, libros, que pueden contribuir a recuperar lo que sucedido aquella incruenta fecha”.

Revindicaciones sociales

Alipia Avendaño Enciso, académica del la Licenciatura en Sociología, planteó que lo del 68 fue resultado de una serie de movimientos que se vinieron gestando desde los años 50 y que culminaron en aquel 2 de octubre.

“Fue un movimiento de jóvenes que se gesta en diferentes estados del país, incluso en el 67 en nuestra Universidad de Sonora con la lucha de los aguiluchos”, recordó.

Las demandas, dijo, eran la libertad de cátedra y expresión, teniéndose diferentes posturas por reivindicaciones sociales, de obreros, mineros, artesanos, médicos, escritores, intelectuales, maestros y estudiantes del IPN y la UNAM.

Aquel hecho, dramático, comentó, fue y se mantiene vigente como una radiografía del estado de injusticia, del malestar social y del régimen autoritario y restrictivo que impulsaron el crecimiento acelerado del movimiento estudiantil y su inminente resonancia en todo el país y en otros movimientos.

José Alonso Castillo Rivera, académico la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, también dijo que lo ocurrido en aquel octubre de 1968 fue un detonante para la memoria, la que debe cada año traerla al presente con toda esta discusión que nos ha ocupado 55 años que tiene que ver con la transición a la democracia y el desarrollo de nuevas fuerzas sociales cada vez en un escenario más complejo.

Asimismo, advirtió que es necesario transferir la estafeta y conocimientos a las nuevas generaciones porque pudiera quedar en ella muy distante aquel dramático suceso.

“Hay que traerlo a la memoria para que lo interpreten desde sus realidades y ver de qué manera se adapta en el nuevo entorno para nuevas generaciones”.

Ismael Valencia Ortega, profesor jubilado por el Departamento de Historia y Antropología de casa de estudios, recordó: “El 12 de febrero de 1963, el entonces candidato a la presidencia de la república, Gustavo Díaz Ordaz, en su discurso en la ciudad de Aguascalientes, daba respuesta a los estudiantes participantes en el primer foro de los problemas de la juventud, con una expresión que revelaba lo que su gobierno esperaba de ellos, antes lo que de él podían recibir: “si ustedes me dijeron que no me fallarían, yo les respondo que no les fallaré”.

Señaló que tal parecía, que, para Díaz Ordaz, el espíritu estudiantil, particularmente el universitario, le resultaba incómodo.

Para el 23 de abril, añadió, durante su recorrido por Sonora, el mitin programado para realizarse en el espacio abierto de la plaza de la Universidad de Sonora, fue movido a un espacio controlado, como el estadio Fernando M. Ortiz.

“No era una premonición, sino una advertencia del carácter intolerante de un régimen político que desembocó en la masacre del 2 de octubre de 1968. Las demandas de la comunidad universitaria de la UNAM y otras instituciones de educación eran sencillas, más espacios y apertura a la educación superior, una escuela más crítica ante los problemas sociales y la posibilidad de participar en sus respuestas”
.
Pero ese día, dijo, ya como presidente, les falló a los estudiantes.

Finalmente, Daniel González Lomelí, académico de la carrera de Psicología, señaló que el 2 de octubre también significó la defensa de la autonomía universitaria y de la universidad democrática por parte de estudiantes y docentes de diversas universidades de México.

Recordó que el 2 de octubre se conmemora aquella masacre de cientos de personas, estudiantes en su mayoría, que asistieron al mitin convocado por el Comité Nacional de Huelga, un trágico hecho ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.