Estudiantina de la Unison

Cinco décadas y un reencuentro

El 12 de octubre de 1968 no sólo fue el debut de un grupo de estudiantes de la Escuela de Ciencias Químicas, sino que inició formalmente la historia de la Estudiantina de la Universidad de Sonora, que a 50 años de ese día, sigue deleitando con su música y sus amenas presentaciones.

El 12 de octubre de 1968 no sólo fue el debut de un grupo de estudiantes de la Escuela de Ciencias Químicas, sino que inició formalmente la historia de la Estudiantina de la Universidad de Sonora, que a 50 años de ese día, sigue deleitando con su música y sus amenas presentaciones.

Fue iniciativa de un puñado de jóvenes que se reunía y les gustaba la música de aquel entonces, el rock, la llamada música de protesta de los 60’s, pero además, el estilo de las rondallas y estudiantinas, que no se conocía mucho en el norte.

El ingeniero químico Francisco Salazar Encinas, en su paso por la Universidad como alumno, entre los años 1965 y 1970, dejó huella no sólo como estudiante búho, sino por formar parte de esta agrupación y ser su primer director.

Contó que un grupo de amigos empezaron por afición a ensayar y tocar algunas de las canciones de estudiantinas, entre ellas Clavelitos y De colores, y algunos eran miembros también de la Rondalla que se había conformado en Ciencias Químicas, de la cual, cuando el director salió, a él le tocó hacerse cargo.

“Entre los integrantes surgió la inquietud de convertirla en estudiantina y todos coincidimos porque consideramos que era un género nuevo que iba a causar mayor impacto, había muchas rondallas en el país, algunas profesionales y no precisamente universitarias, en cambio las estudiantinas se distinguían por ser precisamente un género exclusivo de estudiantes y muy alegre; además, como estudiantina podíamos tocar también las canciones de rondalla”, explicó

Añadió que todos eran músicos aficionados, amantes de la música, quienes tocaban algún instrumento o les gustaba cantar, fue así como empezaron a practicar y se presentaron el 12 de octubre de 1968 en el aula magna de la Escuela de Ciencias Químicas, y ese mismo año tocaron en el Teatro Emiliana de Zubeldía, como invitados en una ceremonia.

Dijo que la primera salida fuera de la ciudad, como agrupación, fue a Agua Prieta, en diciembre de ese mismo año, a donde acudieron a una graduación que se realizó en el Casino Copacabana. “Recuerdo el intenso frío que hacía en el camión, pero fue algo muy bonito, nos recibieron en casas”, indicó.

Fueron 21 los primeros integrantes y después se dio la entrada paulatina de otros compañeros que fueron consolidando a esta agrupación, señaló.

“A principios del 69 hubo dos hechos muy importantes: primero, que el rector Federico Sotelo Ortiz nos facilitara nuestro primer uniforme con capa y nos diera instrumentos, pero eso sí, nos dijo que nos daría todas las facilidades, pero que a partir de ese momento seríamos la Estudiantina de la Universidad de Sonora.

“Por otra parte, en abril de 1969 hubo un recital en el Auditorio Cívico del Estado, y el número principal fue Alejandro Algara, un barítono muy famoso de ese entonces y uno de los principales intérpretes de Agustín Lara. En ese evento nos estrenamos con las capas, de ahí tenemos las primeras fotos a colores. Y decíamos de broma que Alejandro Algara alternó con nosotros”, platicó.

Reveló que muchos de los integrantes, él incluido, tocaban la guitarra, pero al convertirse la agrupación en estudiantina tuvieron que incorporar mandolinas y varios aprendieron a tocar ese instrumento.

También, dijo, en 1969 se unió a ellos como director musical el profesor Miguel de la Rosa, a quien invitaron para que los ayudara a hacer arreglos y voces, y él les incorporó algunas canciones y comenzaron las primeras giras.

Salazar Encinas egresó de la Universidad en 1970 y dejó el grupo, pero afortunadamente, señaló, muchos de sus compañeros la continuaron y mantuvieron con mucha vida y entusiasmo hasta 1976.

“Haber estado en la estudiantina es una experiencia bellísima, única, inolvidable, que llena mucho el ama y el espíritu de recuerdos. Me emocionó mucho que en noviembre pasado se reunió una generación de 50 años en Ciencias Químicas, y aunque yo ahorita no estoy en forma con ellos, me invitaron a participar en ese evento, y ahí el doctor José Luis Martínez me entregó la capa que tuve que dejar cuando salí del grupo: es una reliquia… es la original”.

Y con esa capa, Francisco Salazar tocó orgulloso en el concierto para celebrar las cinco décadas de la estudiantina.

Los une la amistad y el gusto por la música 

 Mauro Valencia Juillerat, reconocido profesor investigador del Departamento de Ciencias Químico Biológicas, es también uno de los miembros que iniciaron con la estudiantina, quien confesó que él fue otro de los que tuvo que aprender a tocar la mandolina al sumarse a este grupo.

Al preguntarle qué considera que ha sido lo que ha mantenido unida a esta agrupación por 50 años, indicó que la amistad, así como el gusto por la música, que esos son los comunes denominadores. “También las diferencias y las similitudes, todo eso forma una amalgama de unión a través de los años, pero sobre todo creo que es la gran amistad y hermandad que hemos desarrollado”.

Destacó que después del 67, cuando fue el premovimiento nacional, la Universidad había quedado en una situación lastimada por una serie de circunstancias y en aquel tiempo ya sonaba la música de protesta y que aunque no la sumaron a las presentaciones porque no era el estilo que se usaba en la estudiantina, sí las tocaban dentro de las “cascareadas o guitarreadas” que se hacían, porque esa música venía de todos estos movimientos a nivel internacional.

Por otra parte, dentro de las canciones que incluyen en su repertorio, considera que la que los identifica como grupo, la más emblemática y que han tocado por muchos años es La copla de la Dolores, porque tiene mucha calidad intrínseca y además tiene mucha alegría.

Sobre esto, resaltó que las estudiantinas tienen ese gran componente de alegría en su música, a través de los instrumentos de percusión que son los panderos, así como los bailes que tenían algunas de las estudiantinas. “Nosotros nunca nos metimos mucho en eso de la bailada y ahorita creo que menos, con trabajos se mantienen de pie algunos”, dijo riendo.

Este grupo es parte de un modo o estilo de vida, señaló, y aunque estuvo ausente por muchos años, se recuperó a través de actividades que tuvieron que ver con la amistad y el apoyo a algunos compañeros, y desde entonces no se ha dejado.

“Una cosa que definitivamente le dio la formalidad que requería para iniciar otra vez, e inclusive mandar a hacer nuevos uniformes, fue la invitación que tuvimos por parte de la Asociación de Niños Leucémicos y Afectados por Cáncer (Anlac); sobre todo, la iniciativa del doctor Norberto Sotelo Cruz, que fue siempre un gran amigo y un enamorado de la estudiantina, y era uno de los directivos de Anlac; entonces, durante muchos años fuimos el show de la noche bohemia que se organizaba, muy exitosa por cierto, y creo que eso fue lo que le dio el sentido de constancia y organización que hemos conservado a través de los años”, platicó.

Valencia Juillerat resaltó que a raíz de que se conocieron y convivieron en la estudiantina, algunos de los integrantes que estuvieron conformaron otros grupos entre sí, algunos de ellos profesionales y muy exitosos, dúos, tríos e incluso hubo intervenciones como solistas. “En particular recuerdo el dueto que yo hacía con Carlos Etchechury, fuimos el dueto de Carmela y Rafael, nos caracterizábamos y era un vacile”, reveló.

Debían ganarse el uniforme

El maestro de ceremonias de la Estudiantina de la Universidad de Sonora es Iván Javier Celaya Macías, egresado de la Escuela de Derecho, en 1973, quien contó que cuando le hicieron la prueba tocando la guitarra para entrar al grupo se sabía alrededor de cuatro pisadas, de las cuales todavía sabe las mismas, señaló en son de broma.

Él aspiraba a tocar la pandereta porque era un instrumento que se movía en el escenario, hacía chistes y eso era algo que le llamaba la atención; posteriormente, quien la tocaba se fue por un tiempo de la ciudad, y Javier Celaya comenzó a hacerse cargo.

Platicó que además de la capa y el pantalón que utilizaban en la estudiantina también llegaron a usar una camisola plisada, tipo smoking y con un fajín, y que además de la capa guinda se presentaron con una azul con pantalón blanco.

Dijo que los listones prendidos a la capa, y tan distintivos en las tunas, por lo regular representan algo sentimental, los cuales podían ser otorgados por una serenata que se llevó a la novia o alguna amiga, porque eso representaba supuestamente un beso; pero en el caso de ellos, fueron otorgados por sus esposas, hijas o nietas.

“Cuando yo entré a la estudiantina ya se había abierto para alumnos de diferentes escuelas, y es cierto que cada vez que alguien abandonaba el grupo tenía que dejar todo el atuendo para los que aspiraban a entrar, pero lamentablemente no todos éramos de la misma talla y peso, habíamos algunos que los pantalones no nos quedaban muy bien, parecíamos globos o apenas nos cerraban de la cintura”, declaró.

Expresó que sí se batallaba para tener ese uniforme, porque entre los requisitos básicos estaba no faltar a los ensayos, que eran tres veces por semana, mismos que se hacían en distintos lugares, entre ellos algunos salones o en los escalones del edificio principal.

“La estudiantina siempre se manejó muy autónoma, si bien es cierto que tenía un director y directores musicales, no teníamos dependencia con alguna instancia, y para nosotros es mucho orgullo llegar a 50 años y todavía hasta la fecha seguirnos manejando en la misma circunstancia, no hay un director que nos pueda ordenar, pero sí tenemos unas cabezas que respetamos en lo administrativo”, apuntó.

Como anécdota dijo que a él le gustaba imitar al Piporro, a quien acompañaron en una presentación en el Auditorio Cívico, y ahí hizo una representación del actor y cantante, quien le agradeció regalándole su pañuelo.

A Celaya Macías le tocó ser director después de Jesús Ballesteros, y dijo que entre las experiencias más gratas para él están los viajes a Colorado, Portland, Nuevo México y Tucson, en Estados Unidos, así como las bromas y travesuras que llegaban a hacer en éstos.

Mencionó que cuando les tocaba salir, como no cobraban, sí recibían cierto tipo de cooperaciones o emolumentos, y con eso se apoyaban en lo personal para sufragar los gastos de los viajes, pero además arreglaban las capas o se compraban instrumentos, entre ellos bandurrias, laúd, guitarra, tololoche y mandolinas.

“Casi todos eran instrumentos de cuerda, algunos comprados por nosotros, los cuales con el tiempo fueron deteriorándose y ahorita amablemente la Universidad de Sonora nos ha prestado algunos que formaban parte de la estudiantina del ingeniero Rodolfo Covarrubias (QPD), de quien fuimos padrinos cuando se dieron a conocer”, comentó.

La parte triste de la estudiantina, señaló, es que a veces no pueden juntarse como quisieran, así como la partida de los que se adelantaron en el camino. “Siempre los acompañamos en su lecho de muerte, estamos ahí, les tocamos, los despedimos con palabras o con música”.

Al final de su entrevista resaltó: “Decir 50 años es mucho, muchísimo tiempo, y nos reúne ese gran cariño que aunque tengamos desacuerdos, de todas maneras estamos juntos”.

Casi 100 personas 

Jesús Le Blohic Ahumada es egresado de la escuela de Ciencias Químicas, generación 67-72, y pertenece al selecto grupo de fundadores de la Estudiantina de la Universidad de Sonora.

Decidió incorporarse porque siempre le ha gustado cantar y en aquel entonces, cuando vio que se estaba formando, decidió presentarse, a pesar de no saber tocar muy bien la guitarra.

“Con entusiasmo conseguí una guitarra que me prestaron, no sonaba nada, y los compañeros se dieron cuentan y en un descuido mío la dejé para ir al baño y cuando regresé ya le habían puesto el letrero de ‘la sorda’. Era parte de las bromas que nos jugábamos y del entusiasmo por el cual yo quería estar en la estudiantina”, apuntó.

Y como este grupo se distingue justo por eso, por sus bromas, y lo que ellos llaman el vacile, dejó en claro que casi todos aguantan porque ya se conocen, y el que no, pues nada más se separa un poco y tratan de entenderlo. “Tenemos un chapito que nos acaba de llegar de Utah, que perteneció también a la estudiantina original, que es demasiado bromista y no con palabras, anda haciendo daño hasta con las manos, tiene que andarse cuidando uno, pero todos muy contentos”, compartió.

Dijo que la estudiantina ha tenido alrededor de seis directores en estos 50 años y que actualmente él, junto con Marco Antonio García de León, coordinan al grupo. “No nos podemos llamar directores, porque existe gente que coordina también la música, y tratamos de mantenernos juntos, que vayan al ensayo, los convocamos para reuniones y cooperachas”.

Calificó a la estudiantina como un grupo fraternal, que se preocupa no nada más porque salgan las canciones bien o por tener buenas actuaciones en los auditorios, sino que están al pendiente de la salud de los demás; si hay un enfermo se hablan por teléfono, y si hay que cooperar con cuotas para salvarlo con medicinas lo hacen. Reveló que ahorita tienen compañeros delicados de salud y procuran mantenerse atentos.

Resaltó que están activos en la agrupación 25 integrantes, pero que en todos estos años han pasado por la estudiantina casi 100 personas, algunos están fuera de la ciudad y más de una decena han fallecido. “A todos ellos se les recuerda con mucho cariño”, expresó.

De los recuerdos más entrañables para Le Blohic Ahumada están los viajes, indicó que en el caso de los iniciadores estuvieron presentes en Guaymas, Empalme, Agua Prieta, Magdalena, pero que una de las presentaciones que más le gustó fue la que tuvieron en Tucson, Arizona, donde tocaron en un salón muy elegante de un hotel, donde estuvieronautoridades y se les entregó una carta donde nos felicitaron. En ese viaje también tocaron en una High School.

“En Cananea, tuvimos una exitosa actuación, cando salimos había mucha más gente afuera esperándonos para que firmáramos autógrafos, se quedó demasiado chico el lugar a donde fuimos a actuar”, señaló.

Por último, agradeció a la Unison por toda la ayuda que han tenido en estos años y para la celebración de su 50 aniversario.

Una gran escuela

Juan Ernesto Martínez León se unió en 1972 a la estudiantina, en ese tiempo era director Jesús Manuel Ballesteros, y como directores musicales estaban Daniel Sánchez Lozano y Fabián Galindo, recordó, ahora él es el coordinador musical y toca la mandolina.

En cuanto al concepto del grupo señaló que básicamente se ha mantenido igual, porque es la tradición de la estudiantina, lo que ha variado son los instrumentos porque no siempre han tenido los mismos, antes tenían mandolinas, recordios y laúd, y en un tiempo se presentaron más con mandolinas, ahora también bandurrias.

“La música es principalmente la alegría de la tuna, es algo que seguimos rescatando porque aquí en la ciudad no hay mucho impulso hacia este tipo de temas, por las nuevas corrientes musicales, pero hace falta que se fomente aún más en los jóvenes”, indicó.

Después de tantos años juntos, lo que le pedirían a un nuevo integrante es que le guste la música, la convivencia y la sana diversión, pero admitió que a estas alturas hay ciertas reticencias para que esto suceda.

Cuando entró al grupo ya tenía como unos diez años integrado y señaló que sí fue difícil, en aquel tiempo, añadió, pudo hacerlo porque se abrió la convocatoria también para los estudiantes de la preparatoria y de ahí surgieron algunos interesados.

“Se tenía uno que esmerar para ganar un lugar activo en la estudiantina, entonces teníamos que aprendernos el repertorio y los directores musicales eran muy estrictos en ese sentido, escogían al que estaba más preparado, y teníamos que estar siempre en los ensayos por si había alguna oportunidad, también había que memorizar letras, aprender el instrumento y eso fomentaba la calidad, siempre había una competencia entre nosotros los aspirantes.

“La estudiantina para mí ha sido una escuela, porque fue difícil entrar en aquellos tiempos, pasar de aspirina (así le decían a los aspirantes) a ser integrante, poder vestir la capa y ser merecedor a un listón en las presentaciones”, resaltó.

En esta agrupación todos tocan y cantan, y han tenido la oportunidad de grabar en este tiempo tres discos y no descartan uno más, con motivo de sus cinco décadas. Y en el concierto de aniversario, que ofrecieron el pasado 12 de octubre, dijo que quisieron rescatar la gloria de la estudiantina, el nivel de calidad que dejaron los fundadores y que se obligaron a conservar.

Martínez León recordó que tuvieron oportunidad de convivir con el grupo chileno Los hermanos Arriagada, que tocaban la canción Natalie, que la estudiantina también interpreta, gracias a que estuvieron en esta ciudad, en la casa del señor Engerrando Tapia; en esa reunión, platicó, interpretaron este tema para ellos y quedaron muy complacidos con su estilo.

Al preguntarle qué extrañaría si este grupo se desintegrara, contestó: la amistad.

El reencuentro

 Marco Antonio García de León Peñúñuri, quien es Ingeniero Químico por la Universidad de Sonora, destacó que hablar de la estudiantina es hablar de una enseñanza de vida. “Creo que la estudiantina también es una experiencia de amistad durante toda una vida, de compañerismo, de vivencias que no se olvidan”.

Platicó que en su caso entró porque su hermano Javier había sido de los fundadores, y que ya él había salido de la carrera y de la estudiantina le recomendó que entrara, pero como apenas estaba en tercero de secundaria y tocaba muy poco la guitarra no se atrevía, pero le insistió y lo hizo cuando entró a la preparatoria.

“Me pasó una anécdota durante la audición, porque el día que yo llegué a Ciencias Químicas lo hice temprano y yo no sabía tocar nada, una que otra cancioncita, y llegó otra persona y esperamos juntos. Me pidió que tocara una y lo hice lo mejor que pude, él me vio con admiración o quizás con ternura por mi edad, porque resultó ser Alejandro Díaz, quien es uno de los mejores guitarristas que han pasado por la estudiantina y cuando hizo su examen los sinodales nomás se miraron unos a otros, porque tocó muy bien la guitarra, eso fue a principios del 74”, contó.

La estudiantina estuvo activa de 1968 a 1976, y reveló que por cuestiones de trabajo él se ausentó de la ciudad, pero cuando regresó a vivir a Hermosillo, a finales de los años 90, empezó a buscar a sus compañeros, quienes en ese tiempo estaban un poco dispersos, pero se propuso, en compañía de Ramón Álvarez, convocarlos otra vez.

“Nos juntamos algunos en mi casa y empezamos a hacer listas de nombres y teléfonos para llamarlos , repartiéndonos quién iba a buscar a quién para empezar a vernos otra vez y estábamos en eso cuando Francisco Rentería, La Rorra, que es tremendo, levanta la mano y dice ¿a mí quién me va a corretear?”, compartió.

Como uno de los responsables del grupo dijo que, aunque hay que “carrerearlos un poco” por sus compromisos personales, normalmente responden a los llamados.

Señaló que en la actualidad es poca la posibilidad de implementar temas nuevos por sus ocupaciones, puesto que no tienen suficiente tiempo para estar ensayando, pero lo que han podido hacer es restaurar canciones que ya se habían cantado anteriormente y en alguna época se dejaron de cantar.

“Estamos restaurando algunas, pero no es muy fácil, y esperamos que pasando esta celebración de aniversario podamos realizar el proyecto de un nuevo disco, pero vamos a ver, si se hace seguramente sí van a venir canciones nuevas”, informó.

En lo personal, dijo que Natalie es una de las canciones favoritas que interpreta la estudiantina y que le gusta por su instrumentación, por las voces, pero que para el concierto de aniversario empezaron a reensayar un tema que a él no le había tocado cantar: Yo vendo unos ojos negros, el cual le gusta por la forma en la que se ejecuta en la estudiantina.

Por su experiencia en este grupo, recomienda a los jóvenes acercarse a la música, porque es un motivo para que la gente se desarrolle no solamente en una capacidad musical, sino que también permite la convivencia con otras personas, y en su caso también viajar, conocer gente, disfrutar, hacer amigos y obtener muchas otras experiencias de vida.

LISTA DE INTEGRANTES DE LA ESTUDIANTINA UNISON 68-76. 

  1. Salvador Aguayo Salinas                                                                                                 
  2. Ramón Álvarez Figueroa
  3. Adalberto Amaya
  4. Martín Arballo Luján
  5. Víctor Manuel Anaya López
  6. José Luis Arias
  7. Claudio Ayala (+)
  8. Aurelio Ayala Astorga
  9. Jesús Manuel Ballesteros Díaz
  10. Manuel Barraza Godoy (+)
  11. Ernesto Becerril
  12. Marco Antonio Bejarano
  13. Fernando Beltrán Manzo
  14. Bernardo Bernal
  15. José Rohen Burruel Márquez
  16. Antonio Canale Huerta
  17. Ernesto Cárdenas Verdugo
  18. Francisco Carrasco Durán
  19. Javier Carreño Knapp
  20. Álvaro Carrillo Vargas
  21. Eduardo Castañeda Félix (+)
  22. Alberto Cázares Flores
  23. Iván Javier Celaya Macías
  24. Edmundo Chávez Méndez
  25. Francisco Contreras
  26. Carlos Humberto Contreras Saavedra
  27. Víctor Rubén Curiel Rivera
  28. Francisco Curiel Montiel
  29. Francisco de la Rosa López (+)                                                                                                                                                                                                                       
  30. Alejandro Díaz Rivera
  31. Jaime Díaz Santana (+)
  32. Sergio Ariel Durazo Noriega
  33. Francisco Estardante Valenzuela (+)
  34. Carlos Etchechury (+)
  35. Fernando Figueroa Ortiz
  36. Héctor Manuel Fimbres Bórquez
  37. Federico Fonseca (+)
  38. Gabriel Fregoso Valencia
  39. Fabián Galindo Duarte
  40. Marco Antonio García de León Peñúñuri
  41. Javier García de León Peñúñuri
  42. Rodrigo García Valenzuela
  43. Armando Gutiérrez
  44. Leopoldo Gutiérrez de la Rosa                                                                                              
  45. Antonio Huerta Jiménez
  46. José Ramón Infante
  47. Jaime Jaime
  48. José Bernardino Larios Cota (+)
  49. Jesús Le Blohic Ahumada
  50. Pedro León Sánchez
  51. Ricardo León
  52. Alejandro Limón Cota
  53. Luis Francisco Loera Esquer
  54. Adolfo López López
  55. Francisco López Escalante (+)
  56. Santiago López Preciado
  57. René Llamas Bejarano (+)
  58. Jaime Madrid
  59. Carlos Ulises Marian Arnold (+)                                                                                                                                                                                                                     
  60. José Luis Martínez Duran
  61. Ernesto Martínez León
  62. Alfonso Martínez León
  63. Luis Celerino Medina Murillo
  64. Manuel Mendoza Navarro
  65. Jorge Luis Mendoza (+)
  66. Aníbal Meneses
  67. Rodolfo Murguía Vargas
  68. Rolando Nogales Nogales
  69. Ricardo Noriega Uribe (+)
  70. Segismundo Ocaño Icedo (+)
  71. Tobías Ochoa
  72. Rodolfo Ontiveros Chávez
  73. Arturo Partida Hernández
  74. Rodolfo Pérez Miranda
  75. Francisco Rentería Espinoza
  76. Gustavo A. Reyes Salazar
  77. Luis Alfonso Rodríguez
  78. Mario Rodríguez
  79. Reynaldo Rodríguez Fraire
  80. Ricardo Ruiz
  81. Ramiro Ruiz Molina
  82. José Emilio Ruiz Molina
  83. Humberto Ruiz Molina
  84. Francisco Salazar Encinas
  85. Juan Javier Sánchez Lozano
  86. Francisco Javier Sánchez Moreno
  87. Jorge Siles López
  88. Tomas Siqueiros Yerpis
  89. Sergio Sotomayor
  90. Norberto Valdez Santa Cruz                                                                                                                                                                                 
  91. Arnoldo Valencia Avictia
  92. Mauro Valencia Juillerat
  93. Jorge Valencia
  94. José Francisco Valenzuela Andrade (+)
  95. José Villegas

Entrevista:  Aleyda Gutiérrez Guerrero

Fotografía: Irlanda Miranda