Prohibición de comida chatarra es aceptable y está apoyada por literatura científica

14 de septiembre de 2020


Luis Mendoza

La iniciativa de prohibir la venta de ‘comida chatarra’ a niños será positiva para la población porque estaremos evitando que ingieran alimentos que les perjudican y que está ampliamente documentado en la literatura científica; si aplicamos las leyes y hay sanciones económicas, se va a reducir el consumo de estos productos, consideró Rolando Giovanni Díaz Zavala, coordinador del programa de Licenciatura en Ciencias Nutricionales.

“A nivel nacional, se considera a la obesidad una emergencia epidemiológica desde el 2016: por primera vez en la historia para una enfermedad crónica que sería la obesidad y la diabetes; los niños que desarrollan desde ahorita la obesidad tienen más riesgos de presentar problemas crónicos durante toda su vida, y definitivamente debemos de trabajar en prevenir”.

En México, desde el año 2000 a la fecha las estadísticas registran un aumento constante en el número de personas con sobrepeso y obesidad en todos los rangos de edad. Para Sonora, los últimos datos sobre obesidad infantil colocan a esta entidad en el segundo lugar a nivel nacional, empatada con Veracruz y Quintana Roo, y detrás de Colima, problema que exige una atención inmediata, al ser la obesidad el motor para otras enfermedades, agregó.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut, 2018), el 75.2% de los mexicanos padece obesidad, y 10.3% diabetes, lo que impacta en la mortalidad y reducción de esperanza de vida, al ser el segundo país con la mayor tasa de obesidad y diabetes en adultos entre los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Este problema representa el desafío más grande para el país en materia de salud, ya que es un factor de riesgo para afecciones crónicas, como la diabetes, enfermedad en la que se tiene la tasa más alta de ingresos hospitalarios.

Para atender y erradicar estos problemas de salud pública, desde la temprana edad se han presentado algunas estrategias e iniciativas, como el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria (2010), y de manera particular, en Sonora la ‘Ley Churrumais’ (2005), aprobaba por el Congreso Local, con el fin de regular la venta de alimentos en las tiendas escolares.

En Oaxaca entró en vigor la ley que prohíbe la venta y suministro de productos con alto contenido calórico y bebidas azucaradas a menores de edad, conocidas como ‘comida chatarra’; dicha aprobación ha despertado el interés de otras entidades por adoptar esta iniciativa.

Recientemente, el Congreso del Estado de Sonora recibió la propuesta de la diputada Miroslava Luján López de modificar la Ley General de Salud del Estado de Sonora, en términos similares a la iniciativa aprobada en Oaxaca, que prohíbe la venta de ‘comida chatarra’ a niños de hasta 13 años de edad; esto en cualquier tienda y abarrotes, incluyendo además sanciones económicas.

La obesidad y los entornos alimentarios

Trinidad Quizán Plata, docente e investigadora especializada en Seguridad Alimentaria en la Unison, precisó que desde el punto de vista de la salud pública estamos hablando de que la obesidad es un problema multifactorial complejo, y que uno de los factores que tiene que ver son los entornos alimentarios donde predomina la ‘comida chatarra’; se trata de productos altamente energéticos y de baja calidad nutricional, lo cual no nos favorece desde el punto de vista de salud.

“A estos entornos alimentarios se les llama ambientes obesogénicos, repercuten en el estado de nutrición de las personas y se reflejan en obesidad, sobrepeso y, sobre todo, en carencia de micronutrientes; podemos encontrar a un niño con sobrepeso y obesidad, pero que tiene anemia”, explicó.

De acuerdo con el estudio Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: ventas, fuentes, perfiles de nutrientes e implicaciones normativas, elaborado y presentado a finales del 2019 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y por la Organización Mundial de la Salud (OMS), México se encuentra sólo por debajo de Chile en las ventas de productos con alto contenido calórico y bajo contenido nutricional.

Al respecto, Díaz Zavala, quien aborda el tratamiento de la obesidad en sus líneas de investigación, enfatizó que ninguna intervención por si sola es la solución; es decir, el combate real al problema de la obesidad ocupa intervenciones a múltiples niveles, partiendo del trabajo de dichos ambientes alimentarios, donde los niños tengan menos posibilidad de acceso a alimentos ultraprocesados.

Refirió que el año pasado se hizo un estudio donde se observó que los alimentos ultraprocesados no los manejamos bien fisiológicamente; es decir, no disparan ciertos péptidos que son importantes para la regulación del apetito, no producen mucho péptido y no producen una supresión de grelina, que son hormonas claves para que se nos quite el hambre; “entonces, la dieta ultraprocesada nos predispone a ganancia de peso, hipertensión y diabetes, que es lo que nos está matando ahorita”.

Obesidad, sobrepeso y legislación

Díaz Zavala, especialista en nutrición, consideró que estas iniciativas y leyes prohibitivas están contrarrestando el impacto que la industria de alimentos genera a través de las campañas publicitarias, cuyos mensajes invitan a consumir productos nocivos para la salud.

“Todas las medidas que reduzcan el acceso de los niños a alimentos nocivos debe verse de una manera positiva, y en el ámbito académico internacional, los expertos están aplaudiendo esta iniciativa; para atender la salud necesitamos invertir, gente que esté supervisando que estos programas estén operando correctamente”.

En este sentido, Quizán Plata, quien imparte las materias Nutrición Comunitaria y Nutrición Pública, refiere que se necesita legislar para todos los grupos de edad, y que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, los niños en edad escolar tienen una alimentación completamente deficiente en términos de calidad.

“Menos del 50% de los niños come frutas y verduras a diario; en cambio, el 85% de este grupo toma a diario sodas y juguitos. Estamos hablando que es un alto porcentaje. El 65% de los niños come botanas, dulces, postres, y el 53% de los niños come cereales azucarados: esto nos habla de la urgencia en atender esa parte de la alimentación. Si se trabaja con los niños con respecto a la educación e información nutricional, se pueden inculcar hábitos y, posteriormente, se puedan adoptar a lo largo de su vida”, finalizó.