Es necesario medir concentraciones de partículas contaminantes del aire: Jaime Varela

9 de julio de 2019


Jesús Alberto Rubio

Para conocer el estado de calidad del aire en Hermosillo es necesario medir las concentraciones de partículas, ozono, monóxido de carbono, óxidos de azufre y nitrógeno, así como otros parámetros importantes, como la radiación, velocidad y dirección del viento, temperatura y la humedad, afirmó Jaime Varela Salazar, Profesor Emérito jubilado de la Universidad de Sonora.

El experto en esa área destacó que la Universidad de Sonora, junto con otros sectores de la entidad, precisamente busca alcanzar ese objetivo a través de una participación activa dentro de la Red Estatal de Información e Infraestructura sobre Calidad del Aire (Reiica).

Sostuvo que la calidad adecuada del aire que respiramos es un derecho humano fundamental, y que para lograrlo existen los instrumentos legales y técnicos, tanto nacionales como internacionales, de tal manera que podamos desarrollar nuestras actividades vitales en un ambiente sano.

Informó que el gobierno estatal, a través de la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable en Sonora (Cedes), desarrolla precisamente un proyecto de coordinación, promoción, generación, acopio, divulgación, consulta, manejo de datos e información en esa materia.

Asimismo, busca la identificación y aprovechamiento de equipos, materiales e infraestructura relacionados con el monitoreo, medición, análisis y evaluación del aire en el estado.

Varela Salazar hizo referencia a que esta institución realizó un estudio para evaluar la presencia de las concentraciones de metales pesados (plomo, cadmio, níquel, cobre y cromo) en el aire de la ciudad, trabajándose en el periodo de junio de 2001 a mayo de 2002, donde se prepararon y analizaron muestras proporcionadas por el ayuntamiento local.

Señaló que las máximas obtenidas fueron mucho menores que las recomendadas por la Comunidad Europea; “es decir, en el proyecto desarrollado por los académicos Agustín Gómez Álvarez y Martín Cruz Campas, entre otros colaboradores, no se encontraron concentraciones apreciables de tales materiales”, advirtió.

Planteó que por los problemas de toxicidad que causa la presencia de metales pesados en el aire ambiental y porque estudios de otras instituciones sí las han detectado, es necesario que tal actividad se realice periódicamente siguiendo la metodología ya probada, y que su cuantificación sea considerada política de salud pública.

Jaime Varela también recordó que la Universidad de Sonora realizó el estudio Evaluación de la Calidad del Aire Partículas Suspendidas PM-10, Óxidos de Nitrógeno y Óxidos de Azufre en la Ciudad de Hermosillo, que se llevó a cabo bajo su responsabilidad y la del profesor Álvaro Santos Romo, además de la colaboración del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor).

Dio a conocer que en ese trabajo no se encontraron cantidades de óxidos de azufre mayores que las permitidas, con todo y la presencia de más de 250,000 automóviles, lo que les permite afirmar que no hay fuentes generadoras de tales contaminantes, ya que de existir en cantidades mayores dañarían significativamente la salud de las personas. “Los efectos en la salud se agravarían especialmente en quienes padecen enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio”.

Sin embargo, indicó, en ese estudio sí se encontraron concentraciones de óxidos de nitrógeno mayores que las permitidas, las que seguramente se originan en los motores de los vehículos debido a las altas temperaturas alcanzadas.

Al respecto, sostuvo que por el daño pulmonar que ocasionan y porque son precursores de otros contaminantes oxidantes y degenerativos, su presencia indica que deben revisarse los programas de verificación vehicular con un enfoque social.

Protección a la salud

Jaime Varela Salazar puntualizó en que de acuerdo al artículo cuarto constitucional, toda persona tiene derecho a la protección de la salud mediante un entorno ambiental sano que le proporcione un desarrollo y bienestar favorable.

Mencionó que las enfermedades reducen el vigor físico e intelectual de las personas, y que la salud es uno de los grandes motores del desarrollo de una nación, de ahí la necesidad urgente de mejorar el entorno y evitar las enfermedades.

Sostuvo que se ha probado a nivel mundial la relación entre los niveles de contaminación y la incidencia de enfermedades, particularmente del tipo respiratorio, incluyendo otras como las cardiovasculares y oculares.

“El ingreso a hospitales, la visita a emergencias, los días de actividades restringidas, la automedicación y el ausentismo laboral y escolar, también están relacionados con los niveles de contaminación”, concluyó.