El Popocatépetl: aumento en su explosividad y actividad eruptiva

26 de mayo de 2023


Jesús Alberto Rubio

La situación del volcán Popocatépetl tiene en estos días un ligero aumento en su explosividad y la actividad eruptiva que regularmente le caracteriza, afirmó Jesús Roberto Vidal Solano, profesor investigador del Departamento de Geología, especializado en volcanología y petrología volcánica en Las Islas Canarias y en Marsella, Francia.

Todos los volcanes, informó, tienen comportamientos particulares—no son iguales—y que en el caso del Popocatépetl éste se ha distinguido por mantener una actividad constante o recurrente, y que ahora comienza a mostrar un poco más de energía, sin que ésta llegue a estar dentro de los marcos de una catástrofe.

Planteó que el reto en aquellos lugares ubicados alrededor del volcán y con densidad de población alta, es tenerla informada sobre la situación prevaleciente en base a los monitoreos y decirle como puede tener una manera de evacuación efectiva y a tiempo.

El monitoreo, dijo, tiene diferentes técnicas que son muy efectivas, considerándose en esta situación de que la población debe de estar pendiente respecto a las alertas que genera ese equipo de protección.

Escala del 1 al 8
Vidal Solano indicó que en el planeta se conoce, de acuerdo al registro de diferentes erupciones de volcanes en el tiempo, una escala de índice de explosividad que va del 1 al 8.

“El ocho genera una explosión tal que la columna de ceniza y de material emanado por el magma del volcán puede llegar a más de 25 kilómetros de altura, lo que sería algo extremadamente voluminoso, intenso y traería consigo alcances, inclusive de cientos de kilómetros a la redonda cuando ese material descienda”, advirtió.

Por supuesto, indicó, desciende frio, pero trae consigo ciertas complicaciones el que esas partículas lleguen a esos lugares.

Jesús Roberto Vidal señaló que, sin embargo, en los índices más bajos, como el uno y el dos, se da una erupción que denominan recurrente y que la más característica es la llamada de tipo estromboliano donde hay una fuente que está constantemente desarrollándose, con partículas, “y aunque no son extremadamente finas, son de tamaños que terminan por quedar en las faldas del volcán”.

Informó que esas partículas pueden tener hasta de 40-50 centímetros de diámetro, las que quedan en las paredes del volcán, mientras que las más finas podrían llegar a lugares como la Ciudad de México, por ejemplo, y traer consigo lo que se conoce como lluvia de ceniza.

“Para ese esquema, entre un índice de 2 o 1.2, estamos hablando de una altura de la columna erúptica del material de ceniza que puede ascender a lo más cinco kilómetros; es decir, cinco veces menos de lo que sería una gran explosión”, reiteró, señalando que actualmente la escala es de dos.

Regularmente, añadió, cuando hay una gran erupción, con índice de ocho, se considera en periodos de casi cien mil años y que por lo regular no traen consigo precursores de esa naturaleza más continuas; “en este caso el volcán sí tiene muy seguidas, lo que muestra que no puede aumentar su índice de explosividad porque desahoga la energía”.

Relativamente grave

El profesor investigador del Departamento de Geología de esta casa de estudios, con el respaldo de la estudiante del Instituto Tecnológico de Sonora, Gretel Rebecka Ramírez Carrasco -en estancia de verano de investigación bajo su dirección, dio respuesta a la pregunta de qué tan grave se observa la situación con el Popocatépetl?

“De acuerdo con el tipo de dinamismo eruptivo registrado, con un VEI de 2, es relativamente grave ya que pudiera llegar a ser aún mayor si el índice de explosividad volcánica aumenta. Este puede ser inclusive de hasta 8”.

En el valor de 2, indicó, la columna eruptiva con grandes cantidades de ceniza puede alcanzar entre 3 y 5km de altura, pero en el valor de 8 es superior a los 25km.

Hizo referencia a que en diferentes episodios eruptivos desde 1991, algunas poblaciones de Jalisco y Colima han recibido ceniza del volcán de Colima, exponiendo alrededor de 400 mil personas.

Por 20 años, agregó, algunas poblaciones de Puebla, Tlaxcala, Morelos y Estado de México han recibido ceniza del volcán Popocatépetl, exponiendo alrededor de 4.5 millones de personas.

Las cenizas producidas por la fragmentación de las rocas durante las erupciones, indicó, tienen un tamaño menor a 2mm.

“Sus efectos no son percibidos y pueden durar mucho tiempo incluso después de que la erupción haya terminado y debido a ello causan daños en la salud de la población en el sistema respiratorio en las regiones extratorácica, traqueobronquial y alveolar”, dijo.

En relación a algunos antecedentes de explosiones previas, informó que el Popocatépetl es uno de los volcanes más activos del país y que los 25 millones de personas que habitan a menos de 100 km del cráter, lo convierten en uno de los más peligrosos del planeta.

Actividad recurrente

A lo largo de su historia reciente, afirmó que el Popocatépetl ha presentado actividad recurrente con erupciones similares a la actual, pero de diferente magnitud.

En el pasado, añadió, también se han registrado erupciones explosivas mayores que afectaron severamente a los asentamientos existentes en el entorno.

“Un análisis de su morfología y evolución geológica muestran que se trata de uno que ha estado activo por más de medio millón de años, presentando presentado varias etapas de crecimiento que formaron al menos tres volcanes previos, los cuales fueron destruidos por erupciones extraordinariamente grandes”, dijo.

En los últimos antecedentes, se pudieron apreciar los balísticos siendo expulsados hacia las laderas del volcán. También se observaron las emisiones de gases y cenizas expulsados del cráter.