Difícil reconocimiento de la productividad y competitividad en el ámbito científico

24 de junio de 2022


Beatriz Espinoza

La productividad y la competitividad en el ámbito científico están marcados por procesos laberínticos de la administración pública y depende de la burocracia, estableció Juan Enrique Gonzálvez Vallés.

El doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, España, participó en el Coloquio Nacional de Investigación en Ciencias Económicas y Administrativas 2022 (Caacsx) y habló de la “Productividad y competitividad en el ámbito científico. Una visión desde, hacia y para la Academia”.

“El mundo de la universidad y la empresa están regidos por palabras similares como son la productividad y competitividad, pero con grandes diferencias a la hora de ponerlas en práctica”, expresó, señalando que en el caso de los científicos, el valor va más con la transferencia del conocimiento.

Destacó que es precisamente la transferencia del conocimiento lo que puede llevar a las empresas y a las universidades a hacer una sinergia para el provecho de ambas partes, aunque esta relación, cuando menos en España no está regulada por Ley.

Dijo que en ese País, el hecho de que la universidad colabore con la empresa genera un impacto a nivel de reputación muy grande para la misma iniciativa privada. “Esta relación es un impacto intangible para la empresa aunque la productividad científica tiene una serie de limitaciones”.

Gonzálvez Vallés habló de los mecanismos a nivel de proyectos de investigación a los que se someten a diversos criterios pues, el mundo académico para adquirir mayor valor tiene que ver con el financiamiento, el desarrollo y hasta la publicación, pues se observan otros parámetros que tienen que ver con rankings de revistas e índices de impacto.

“En España no hay dinero para investigar y no es que no haya sinergia y esto significa que el investigador, sobre todo el investigador novel, se enfrenta a circunstancias difíciles y por eso, se dice que en ese sentido, la colaboración de la universidad con la empresa es complicada porque la empresa siempre tiene muy buenas ideas para muchos ámbitos y el investigador siempre está buscando inversionistas, pero a la vez, la empresa no quiere arriesgar su dinero”, argumentó.

Resaltó la importancia de la investigación dentro de la relación de la productividad y competitividad dentro del ámbito científico, específicamente con el objetivo de la transferencia del conocimiento.

“La productividad y la competitividad de los docentes, de los científicos en España, está marcada por la llegada, en 2002, de la Agencia Nacional de la Evaluación, la Calidad y la Acreditación. Lo que aquí conocemos como en las siglas, el acrónimo Aneca que acredita sólo a los docentes otorgándole una serie de acreditaciones, digamos permisos, para escalar en diferentes plataformas y categorías que son las que van a marcar la productividad del docente e investigador”, expresó.

Antes, comentó, en España, cuando alguien quería progresar dentro de su carrera académica, dependía de la voluntad de una persona, normalmente de su director de Departamento y con Aneca, las reglas del juego cambiaron y, aunque al principio hubo mucha incertidumbre, ahora se ha transformado en una mejora de la productividad, en una mejora de la competitividad en el ámbito científico.

“Pasó de ser una asignación, prácticamente a dedo, a ser un concurso donde públicamente concurren todos los candidatos que tengan esa acreditación y, además, se adecúan al perfil de la plaza propuesta. Eso mejora la competitividad, pues la definición no depende de la voluntad de una sola persona”, consideró.

El docente e investigador de la Universidad Complutense de Madrid dijo que la productividad en el ámbito científico ha cambiado mucho pues ya no sólo se es académico o investigador, ya que el trabajo que se realiza es evaluado cada sexenio, cada seis años y eso se refleja en una retribución económica aun cuando los criterios para calificar la tarea dentro de este ámbito están en discusión en todo momento.