Analizan situación del estudiante universitario que migra temporalmente a EU

19 de marzo de 2019


Lin Mendivil Alvarado

Hacerse de un capital económico que les permita seguir con sus estudios, y la inquietud de vivir la experiencia migrante, motiva a los alumnos universitarios a realizar una pausa en su formación profesional para buscar empleo en el vecino país, reveló Priscilla Guadalupe Ochoa, alumna del Doctorado en Ciencias Sociales.

El tema fue presentado en la ponencia La migración de doble retorno, un estudio de caso de estudiantes de la Universidad de Sonora, en el marco del XLIV Simposio de Historia y Antropología, organizado por el Departamento de Historia y Antropología de la Universidad de Sonora.

La estudiante del Posgrado Integral de Ciencias Sociales de la Universidad de Sonora comentó que ha estudiado este fenómeno durante los últimos cinco años, producto de su formación en maestría y ahora de doctorado, y se trata de una situación que va en aumento, y debido a lo anterior pudiera llegar a establecerse una nueva tipología migrante, aseveró.

Esta nueva característica podría basarse en el migrante pionero que no tiene lazos familiares en Estados Unidos, ya que el migrante tradicional generalmente viene de una historia familiar con antecedentes de migración desde los abuelos, padres o tíos, explicó.

De acuerdo con la información que ha logrado recabar mediante entrevistas con doce estudiantes, hay quienes “hacen una pausa en sus estudios para irse con fines laborales a Estados Unidos, hay estudiantes que quizás se aburren o solamente quieren ir a juntar algo de dinero a Estados Unidos y es cuando optan por hacer una pausa a sus estudios universitarios y están un tiempo allá, de seis meses a un año, y luego retornan a la Universidad”, explicó Priscilla Ochoa.

Aclaró que se trata de estudiantes que económicamente no viven una situación precaria; además, tienen apoyo familiar y viven con su familia; pero aun así, ellos quieren vivir la experiencia de estar fuera de la ciudad y del estado, de vivir la experiencia de estar en el extranjero, de ser un migrante en Estados Unidos, y optan por ello, abundó.

El principal problema por el que atraviesan es la adaptación cultural: generalmente se van a regiones de Arizona, Texas, Colorado y Nueva York; los hombres se emplean en el sector de la construcción y pueden llegar a ganar de 4,000 a 9,000 dólares al mes, mientras que las mujeres se dedican al cuidado de niños o actividades de limpieza, y el salario en promedio es de 1,000 dólares mensuales; y esa diferenciación de sueldos también es motivo de análisis en sus estudios de doctorado, así como los lugares que eligen para residir temporalmente, dijo.

De esta manera también se puede considerar el surgimiento de una nueva tipología del estudiante universitario e, incluso, verlo como un nuevo actor dentro de la educación, y es que también se trata de una situación que va en aumento.

Recordó que al iniciar con el abordaje de esta situación, en la maestría, se le dificultaba encontrar estudiantes con las características descritas; sin embargo, “hoy en día, un estudiante (entrevistado) me refiere con otro, y ese a su vez con otro… y ha sido una bola de nueve, y se está considerando como una práctica común entre los universitarios”, indicó.

Ante esto, el resto institucional no es de retención, consideró, sino de brindar alternativas y crear programas de educación a distancia, puntualizó.